La villa de Els Munts destaca esencialmente por su parte residencial, como una de las más importantes del país por la magnitud de sus restos arquitectónicos y por la riqueza del tratamiento decorativo.
Esta área se extendía a mediodía encarada al mar, y estaba formada por una gran casa, articulada en torno a un peristilo, varios jardines (hortus) y un mínimo de dos conjuntos termales.
La zona mejor conservada de la domus corresponde a una parte de la planta baja y a la entrada, encarada al edificio de los baños. Este acceso da a un pasillo semienterrado, el criptopórtico, iluminado con aberturas al jardín, que permitía acceder a las salas nobles de la villa (comedores y espacios de recepción) y comunicar con una serie de estancias privadas (antecámaras y dormitorios). Al final del criptopórtico, por una escalera se subía al segundo piso y se comunicaba con la zona del peristilo, muy arrasada actualmente. Este segundo piso disponía de una galería porticada abierta al jardín.
Las salas nobles y el pasillo fueron pavimentados con mosaicos policromos, y paredes y techos estaban pintados con motivos geométricos, florales y figurados.