La tierra es la materia básica que los ceramistas utilizan para la fabricación de objetos. Mezclada con agua se convierte en una masa plástica apta para ser moldeada, que conserva la forma dada después de secarse y, una vez cocida, adquiere gran dureza. Las tierras se localizan en los depósitos arcillosos, llamados terreras. La tierra roja, muy plástica, se ha utilizado tradicionalmente en la elaboración de vasijas de uso doméstico; la tierra blanca, de textura más dura, es más adecuada para las piezas de ladrillería.