La ladrillería elabora objetos destinados a la construcción. Son productos que nos acercan a unas formas de vida vinculadas a un mundo que busca la fortaleza y la solidez de las cosas y están pensados para hacer frente a las inclemencias del tiempo, a los golpes de los animales o al exceso de peso. La obra propia de ladrillería se caracteriza por sus formas cuadradas y rectangulares, de grosores variables y sin ningún tipo de decoración; cuando se decoran, como en el caso de la baldosa de secadero o los ladrillos llamados “de abanico”, es para cumplir un papel estrictamente funcional.