A partir del siglo II antes de Cristo se inició la romanización del Vallès, que culminó con la consecución de la municipalidad, el Municipium Flavium Egara.
Égara es un territorio agrícola en el que numerosas villae trabajan sus fértiles llanuras.
En el sur del istmo de Sant Pere se edificó una gran villa, una explotación agrícola con diversas instalaciones como son silos, un horno y canalizaciones.
De la época romana se conserva el atrio-impluvium de una casa romana, una domus. El impluvium es la cisterna del patio que recoge las aguas de la lluvia. A partir del siglo V, este espacio formará parte de la residencia del obispo.