En 1601 Sant Pere perdió la parroquialidad en beneficio de la aún inacabada Iglesia del Sant Esperit de Terrassa. Sin embargo, durante el siglo XVII el nuevo vicario Joan Arnella inició un conjunto de actuaciones para revitalizar las iglesias.
Entre los siglos XVI y XVIII se encargaron varios retablos. El retablo barroco de San Valentín; el retablo mayor de Santa María, obra de los artistas Baptista Palma y Joan Basí, elaborado en los años 1611-12. Y el retablo de la Mare de Déu del Roser, encargado por la cofradía del mismo nombre y pintado a finales del siglo XVI. Estaba ubicado en el transepto de Santa Maria.