A partir de mediados del siglo IV se produjo una profunda transformación del espacio romano en cristiano, con la construcción de una primera basílica de planta rectangular, con una cabecera de planta cuadrada en el exterior y semicircular en el interior, y capillas funerarias laterales. Durante la primera mitad del siglo V se pavimentó esta iglesia con un mosaico de motivos geométricos y se construyó una piscina bautismal de planta cuadrangular.
La designación de la sede episcopal de Égara alrededor del año 450 comportó la construcción del gran complejo arquitectónico, con la catedral de tres naves de Santa Maria y el baptisterio a sus pies, el edificio funerario de Sant Miquel y la parroquia de Sant Pere. Con la construcción de este gran complejo edilicio, la primera basílica cristiana fue destruida.