El período gótico no representó ninguna gran transformación en el conjunto de Sant Pere en cuanto a arquitectura. Sí conservamos, en cambio, ejemplos muy notables de pintura, tanto mural como sobre tabla.
Santa Maria tenía el ábside totalmente pintado y así se mantuvo hasta el año 1937, cuando se arrancaron las pinturas murales. Se instalaron sobre bastidores de madera y hoy se conservan en los almacenes del Museo de Terrassa.
También se conservan pinturas murales góticas en la nave norte de la iglesia de Sant Pere, realizadas probablemente a mediados del siglo XIV.
A lo largo del siglo XV se fueron revistiendo los diversos altares de la iglesia de Sant Pere con retablos góticos: el retablo mayor de Sant Pere (1411), el retablo de Sant Miquel (1450) y el de los santos de los santos Abdón y Senén (1458).