La imponente torre que actualmente domina el roquero de la Carrova fue construida, en el siglo XIV, en los límites del dominio inicial de los hospitaleros en Amposta. La construcción responde a razones estratégicas de tipo defensivo, bélico y militar. Con el tiempo, fue el centro de una importante explotación agrícola, propiedad del convento de Benifassà, donde se cultivaban trigo, olivos, viñas y productos de la huerta.
El edificio ha conservado buena parte de su estructura medieval. La planta baja funcionaba como lugar de almacenaje, el primer piso como espacio doméstico y el segundo piso como sala noble. Exteriormente, presenta aberturas a los diferentes pisos: en la planta baja, la puerta de entrada; en el primer piso, la puerta original de entrada y diferentes saeteras, y, en el segundo piso, dos ventanas biforadas, único elemento ornamental de este edificio militar. El interior de la torre conserva los tres niveles iniciales, que se comunican mediante una escalera. También se pueden ver las huellas de las antiguas trampillas, que facilitaban la comunicación y la defensa entre pisos mediante escaleras de mano. La terraza conserva los elementos defensivos (barbacanas y almenas), que en momentos de peligro eran reforzados con estructuras voladas de madera.