En enero de 1939 finalizó la Guerra Civil española y se imponía en todo el Estado español la dictadura del general Franco. Bajo esta situación, Pau Casals decidió marchar e hizo la promesa de no volver a Cataluña hasta que no se restablecieran la libertad y la democracia.
La primera casa de Pau Casals en el exilio fue Villa Colette, situada en Prada de Conflent, una pequeña localidad de Cataluña Norte en la que vivió hasta 1956. A pesar de la dureza de las circunstancias, aquí Pau Casals halló la calidez de un hogar familiar, gracias a la compañía de Francesca Capdevila, la familia Alavedra y otros amigos y exiliados catalanes.
Durante estos años, Pau Casals centró su actividad en la organización de ayuda a los refugiados que se encontraban en los campos de concentración del sur de Francia. Ofreció varios conciertos benéficos y escribió miles de cartas a personas y organizaciones para reunir alimentos, ropa y medicamentos.