En 1926, Joan Serra i Vilaró asume la dirección de la excavación arqueológica de los terrenos destinados a la Fábrica de Tabacos. Los trabajos, que se prolongan hasta el año 1933, pusieron al descubierto una de las áreas funerarias de época tardía más importantes del occidente romano. Cabe destacar su rigor científico y metodológico tanto en la excavación como en la documentación y difusión de los resultados obtenidos.
Su intervención resultó decisiva para la preservación y adecuación museográfica del sector de la necrópolis adyacente al Museo de la Necrópolis Paleocristiana, inaugurado en 1930. Un edificio de estilo neoclásico ecléctico, rodeado de jardines, que consta de una sala central rodeada por un ambulacrum perimetral donde se mostraban las piezas más destacadas, principalmente epigrafía y sarcófagos.