En 1994, con motivo de las obras de construcción del centro comercial Parc Central, se descubrió un tramo de vía romana y los restos de varias construcciones fechadas entre los siglos I a. C. y V d. C. No obstante, las más importantes y las mejor conservadas son las de los siglos IV y V d. C. Estos edificios, ante la dificultad de conservarlos en su ubicación original, fueron trasladados a la planta subterránea del Parc Central, donde se pueden visitar.
Los restos arqueológicos del Parc Central forman parte del conjunto paleocristiano del Francolí y estarían comunicadas a través de una vía con los restos que se conservan en la necrópolis paleocristiana.
Uno de estos edificios es una basílica, una iglesia cristiana formada por tres naves y un atrio, construida hacia el año 400 d. C. Bajo su pavimento se encontraron hasta 200 tumbas. Al pie de la nave central se sitúa el contra-ábside, ocupado por el sepulcro de un individuo destacado dentro de la comunidad. El atrio, un patio rodeado de habitaciones, es único en la península ibérica.