Paralelamente a la gestación de las primeras vanguardias, en Cataluña se formaron, en torno a 1917, grupos de artistas jóvenes que empezaban a recelar del idealismo del novecentismo. El año 1917 fue clave en la historia de Cataluña, ya que muchos principios —políticos, sociales, militares y culturales— entraron en crisis.
El primero de estos grupos batalladores fue el de los Evolucionistas, del que formaban parte los escultores Apel·les Fenosa y Joan Rebull. Fenosa se convirtió en París en una personalidad internacional, gracias a un tratamiento gracioso y etéreo de la figura, mientras que Rebull replanteó militantemente la escultura clásica, intentando olvidar a los neoclásicos y los novecentistas y revalorizando los volúmenes vivos del cuerpo humano. De los Evolucionistas también formaron parte desde el principio los pintores Joan Serra y Josep Mompou.
De otros grupos paralelos surgieron figuras como Emili Bosch Roger y Francesc Camps Ribera, Rafael Durancamps, Pere Creixams, Pere Pruna, Josep Hurtuna, Ignasi Mundó, Jordi Curós…, o el propio Joan Abelló, quien se ha caracterizado por unas composiciones rebosantes de color y de pasta pictórica, siempre con un trasfondo expresionista.