En su juventud, Joan Abelló i Prat (Mollet del Vallès, 1922 - Barcelona, 2008) conoció y trató a varios artistas, con los que estableció relaciones de complicidad. Ellos enriquecieron el mundo de aquel Abelló principiante, ávido de saber. Y no solo con sus enseñanzas técnicas, sino transmitiéndole directamente los ecos de toda una época pasada que ellos habían vivido intensamente.
El maestro catalán más próximo a Abelló fue Carles Pellicer, pintor residente en París durante muchos años, quien, en lugar de buscar en la ciudad francesa las novedades del impresionismo, se adentró en el mundo de la gran pintura académica francesa y estuvo muy cerca de uno de los grandes nombres de la pintura pompier, William Bouguereau.
Entre estos viejos maestros que inician el recorrido de la exposición permanente, también se encuentran algunos escultores, muy activos y destacados en la Cataluña de la segunda mitad del siglo XIX, como Agapit Vallmitjana y Josep Campeny, con dos bustos femeninos, alegórico uno y folclórico el otro, que representan una forma por aquel entonces muy extendida de concebir la escultura como elemento decorativo, a un paso del bibelot.