La antorcha de la modernidad extrema la portaba el grupo Dau al Set, fundado en 1948. La colección reunida por Joan Abelló —quien también, como pintor, se acercó durante un tiempo a esta vanguardia— incluye ejemplos de primer orden tanto de Joan Ponç como de Modest Cuixart, Antoni Tàpies y Joan Brossa, miembros destacados del grupo, cultivadores de un mundo onírico, mágico, que no tenía nada que ver con las vanguardias anteriores. Aun así, para algunos la estética de Dau al Set solo fue un paso hacia evoluciones posteriores, también vanguardistas, de tono informalista severo en Tàpies y rutilante en Cuixart.
Tras estos, otros pintores jóvenes en aquella época, como Jaume Muxart, Francesc Garcia Vilella, Marc Aleu, Enric Planasdurà, Joan Brotat y Armand Cardona Torrandell, dan cuerpo a una vanguardia de los años sesenta con mucha presencia pública, hasta el punto de lograr que, a los ojos de muchas personas, aquellos años se identificasen con la pintura de los miembros de aquella generación.
De todos ellos, dejando a un lado a los miembros del Dau al Set, quien mayor impacto causó fue seguramente Josep Guinovart, con su pintura casi escultórica, no figurativa, pero con frecuencia sumamente historiada.