Igual que en las obras anteriores, en este caso la movilidad del espectador vuelve a ser indispensable para poder combinar color y sombra, relieve y plano, ausencia y presencia. Pero ahora integra en este el vacío mediante piezas de aluminio anodizado con formas geométricas policromadas en correspondencia directa con el agujero. Estas piezas se sitúan sobre una estructura de madera dividida en compartimentos cuadrados.