El acero inoxidable pulido permite aplicar las curvaturas necesarias para crear una serie de juegos visuales que le introducen por caminos que él mismo desconoce. Además, le ayudan a estudiar la reflexión, de forma que provoca una percepción inédita del espacio, una percepción del movimiento que se consigue mediante las variantes perceptivas de luz, color y textura que se reflejan en el acero cuando el espectador se desplaza.