En el siglo XIX, la intervención de los estados a favor de la educación multiplica el número de escuelas y de lectores. El sector gráfico se ve desbordado por el aumento de la demanda tradicional de libros, de prensa periódica y de publicidad. En este marco, para aumentar y mejorar la producción, se inician una serie de cambios importantes: se introduce la composición mecánica de textos y se automatiza la prensa, que no había sufrido cambios significativos desde Gutenberg.
Hacia el año 1800, la prensa de madera se sustituye por la de hierro de Lord Stanhope. Con la nueva prensa se consiguen más de 200 impresiones por hora.