Centro de interpretación que presenta el mundo de la muerte en época romana y la problemática funeraria de Tarraco. También acoge las piezas más relevantes recuperadas durante los trabajos de excavación.
En él se analiza cómo fue su descubrimiento en 1923 y la investigación que se llevó a cabo para recuperar el recinto, con un homenaje especial a Mn. Joan Serra i Vilaró, alma de la investigación y de la posterior consolidación del lugar como espacio museístico y visitable.
Se expone, además, la problemática funeraria en Tarraco, los diferentes tipos de entierros documentados durante las excavaciones y las esculturas funerarias que adornaban los sepulcros. También se presenta la población que vivió en Tarraco durante los diferentes siglos que funcionó la necrópolis, las ofrendas que se depositaban en las tumbas y los rituales funerarios, la simbología cristiana y el primer cristianismo en Tarraco, relacionado con las figuras de Fructuoso, obispo de Tarraco, y sus diáconos Augurio y Eulogio, quemados en la arena del anfiteatro. Sus restos se recogieron y —verosímilmente— se depositaron en el área de la Necrópolis Paleocristiana donde, a principios del siglo V, se erigió una basílica dedicada a su memoria.