Esta horquilla es el equivalente al actual teléfono móvil. El funicular remonta la montaña tirado por un cable de acero, recogido a su vez por un motor en la estación superior. El chófer usa la horquilla para alcanzar los cables paralelos a la vía. Las dos púas de hierro de la horquilla cierran un circuito eléctrico y arriba suena un timbre, de manera que el operario del motor sabe qué hacer: un toque significa ‘parar’; dos, ‘bajar’ y tres, ‘subir’.
La horquilla es una herramienta imprescindible para que el funicular funcione de forma segura.