Uno de los entretenimientos más populares a lo largo del siglo XIX en Cataluña fueron los soldaditos de plomo. En dicho siglo y durante buena parte del siglo XX proliferaron por toda Europa los talleres de elaboración de estos pequeños ejércitos. El material con el que verdaderamente estaban construidos no era el plomo sino una aleación de plomo, estaño y antimonio. Hay de diferentes tamaños, pero los más habituales miden entre 20 y 90 milímetros. Reproducen, con mayor o menor verosimilitud, los diferentes cuerpos y batallones de los ejércitos europeos y coloniales contemporáneos.