El tambor tiene forma de cilindro, sin base por la parte inferior, y consta de una tapa que cierra la parte superior y de una reja metálica en el interior, debajo de la cual se ponía el brasero que secaba la ropa.
Las niñas, ya de jovencitas, tenían que saber hacer la colada, cocinar, lavar, planchar y llevar la casa tal y como lo habían visto hacer a sus madres.