El Museo Etnográfico de Ripoll recoge parte del legado material de diferentes generaciones que nos han precedido. Estas colecciones nos hablan sobre cómo se ganaban la vida los habitantes de Ripoll, cómo vivían en sus casas, cómo comían, cómo vestían y cómo se arreglaban los días de fiesta. De sus creencias y de la manera que tenían de distraerse. Y también de los oficios que generaban todos estos objetos, que ya pertenecen al pasado. Hoy en día, los estudiosos de los comportamientos sociales afirman que estamos inmersos en una cultura materialista. Que nunca habíamos acumulado tantos objetos a nuestro alrededor. Que ninguna sociedad había consumido nunca tanta materia para satisfacer sus necesidades o deseos.
Actualmente, los catalanes, como muchas otras personas en el mundo, cambiamos de casa y de trabajo con una frecuencia antes impensable. Pero casi nunca tenemos tiempo de observar detenidamente las cosas que conforman nuestro paisaje doméstico, social o laboral. Tal vez en transcurso de una de esas mudanzas se produzca un paréntesis en la relación inconsciente entre nosotros y las cosas que tenemos, y lleguemos así a observar nuestros objetos bajo una nueva luz.