Jugar es tan antiguo como el ser humano. Durante la infancia es la ocupación primordial y, posiblemente, la más educadora, si bien es preciso distinguir entre los juegos y los juguetes. Para los primeros, habitualmente, no se necesitaba casi nada para llevarlos a la práctica. Los segundos podían ser de diversas categorías, según el precio y la calidad, y también podían haber sido construidos por los propios chiquillos. Los juguetes marcaban diferencias económicas, los juegos no. El día de Navidad, en que es tradición en Cataluña «fer cagar el tió», que consiste en dar golpes con un bastón a un tronco de madera al que se ha dado comida y bebida, y que ese día «caga» turrones, cava y, hoy en día, figuritas de chocolate, chucherías y juguetes, y el día de Reyes eran las fechas más importantes en el calendario infantil. La matanza del cerdo y alguna otra ocasión festiva propiciaban las diversiones de los adultos. Como es natural, el paso del tiempo ha modernizado mucho más los juguetes que los juegos.