El altar de Lluçà es el ejemplo más significativo de la corriente italobizantina llegada a Cataluña alrededor del año 1200. A diferencia de las obras conservadas del primer período de esta corriente, en el altar de Lluçà aparece una escena iconográfica nueva: la coronación de la Virgen, muy utilizada por el nuevo gótico francés. La otra cara lateral presenta un tema también bastante original: la Virgen con los siete dones del Espíritu Santo. La cara frontal presenta imágenes del ciclo de la Encarnación y tenía decoración con lámina de metal curtida. La obra destaca por su gran calidad artística.