La obra fue descubierta el año 1907, durante la expedición que el Institut d'Estudis Catalans organizó a los Pirineos con el objetivo de estudiar el arte medieval. Se trata de uno de los conjuntos más importantes de la escultura románica europea del siglo XII, teniendo en cuenta que tiene una calidad artística excepcional y que no se han conservado muchas esculturas monumentales de madera de estas dimensiones. El estudio esquemático de la anatomía del cuerpo de Cristo y del movimiento contenido de José de Arimatea y Nicodemo muestra que nos encontramos ante un artista genial que supo expresar el páthos del momento con un lenguaje escultórico que sorprende por su modernidad.