El origen y la historia del MEV van ligados a la arqueología entendida como actividad cultural; primero, con un afán coleccionista y con un interés más estético que histórico, pero después como herramienta para conocer mejor el pasado.
La arqueología se ordena cronológicamente en un circuito paralelo para comparar las antiguas colecciones de arte egipcio, griego y romano con la arqueología ausetana. En el museo también se exhiben ejemplares del monetario de época griega y romana, y obras con piedra de gran formato de época íbera y romana, situadas antes en el lapidario.
El lapidario se expone cronológicamente: románico, gótico, Renacimiento y barroco. Se muestran lares de altar, lápidas funerarias y notables ejemplos de epigrafía. Destacan los capiteles, que muestran la evolución que experimentan entre el románico y el gótico; también caben destacar las piezas y los fragmentos procedentes de la desaparecida catedral románica de Vic, como la reconstrucción del basamento de la portada del siglo XII, recuperada por el Dr. Eduard Junyent.
El gran ventanal del vestíbulo del nuevo edificio permite contemplar el campanario del año 1038 de la antigua catedral. Por esta razón, se han instalado una selección de los relieves y de los elementos escultóricos románicos más representativos de esta catedral, junto con los restos de la portada románica de la iglesia de Sant Vicenç de Malla.