Este sepulcro, originariamente en la iglesia de Sant Julià de Llor (Torrefeta i Florejacs, Segarra), contenía el cuerpo del caballero Hugo de Copons, muerto en 1354 en el transcurso de una expedición bélica que comandó el rey Pedro el Ceremonioso, en la isla de Cerdeña. La restauración permitió descubrir los restos de la policromía original. Está considerada una de las mejores muestras de escultura gótica catalana.