Durante el siglo I a.C., el alto valle del río Garona fue anexionado al Imperio romano. Así, el antiguo país de los convenae se convertía en la civitas convenarum, con su capital en la ciudad de Lugdunum convenarum, creada en el año 72 a.C. por Pompeyo y conocida actualmente como Sant Bertran de Comenge.
Desde Lugdunum convenarum, la lengua y la civilización latinas se introdujeron en Arán y en los valles vecinos. El valle de Arán se integró como pagus aranensis en la organización administrativa y su capital fue Vetula, la actual Vielha.
Los romanos se establecieron en estas zonas montañosas atraídos por la existencia de fuentes termales, mármol y otros recursos naturales como la madera y los minerales. En Arán se pueden localizar los testimonios de estos aprovechamientos en las zonas termales de Les, Arties y Tredòs, en la pedrera de mármol de Arties, así como la extracción de madera en todo el territorio aranés.
A finales del siglo VI d.C., la destrucción de Lugdunum por parte de los francos y la invasión de Aquitania por los vascones implicaron la desaparición organizativa de la civitas convenarum, retrasando el proceso de latinización y la cristianización en Arán.