Aquí empieza el proceso de fabricación seriada del modelo escogido en la sala anterior. Primero se coloca el modelo a la charpa correspondiente. La charpa es la estructura que servirá para poder hacer el molde; cada pieza tiene la suya y se guardan en otro almacén.
Se utiliza barro para fijar el modelo con la charpa. Para la creación del molde, que no es más que el negativo del modelo, se utiliza gelatina, un líquido espeso que se solidifica al enfriarse y que se introduce por unos agujeros que tiene la propia charpa. Se harán dos moldes: uno para la cara y otro para la espalda de la figura.
Una vez se tienen los moldes, se recubren con pasta de madera, llegando a todos los rincones, y después se coge arpillera (tela de saco) y se aplica pasta de madera. Los retales de arpillera se colocan por toda la superficie del molde y, de este modo, un vez seca la mezcla, le dará más consistencia. Finalizado el proceso con las dos partes de la figura, se deja secar y, una vez seca la pieza, se procede a desmoldarla.
Siguiendo el recorrido se llega a la parte del retoque, donde se deja la pieza en perfectas condiciones para poder ser pintada y decorada.
En el proceso de moldeado han quedado rebabas y imperfecciones, y las partes que sobresalen tienen que moldearse a parte y tienen que ponerse en este momento. También es donde se pondrán los ojos, uno de los procesos más difíciles y delicados.