El proceso central del algodón se desarrolla en la hilatura. Las máquinas de hilar ocupan al grueso de los trabajadores y marcan las dimensiones de la fábrica. A partir de 1885, la continua acabó imponiéndose al resto de las máquinas de hilar por su trabajo continuo, es decir, por la simultaneidad de estiraje y torsión.
Durante el siglo XIX el trabajo del hilado era compartido por hombres y mujeres, sobretodo cuando se realizaba con mule-jennys, bergadanas y selfactinas. La irrupción masiva de las continuas a finales de siglo, supuso un incremento importante de la mano de obra femenina, mucho más mal pagada que la masculina, lo cual provocó una gran conflictividad social en la cuenca del Ter.
A diferencia de la selfactina, que llevaba a cabo el proceso de hilar en dos tiempos, la continua obtiene un hilo continuo a través del grupo de estirado y le da una nueva torsión al hilo.
La continua Costa & Serra se fabricó en Manlleu en 1907.