La sociedad que había nacido del proceso de industrialización era muy conflictiva. Se caracterizaba por presentar grandes diferencias sociales, precarias condiciones de vida de la nueva clase obrera, falta de libertad política y de asociación, confrontación de intereses entre fabricantes y obreros, enfrentamientos entre clericales y anticlericales, y crisis industriales que hacían peligrar los fundamentos mismos de esta nueva sociedad.