Muchos de los juegos con los que los niños se distraían en el siglo XIX (y quizá hoy algunos niños todavía lo hagan) eran heredados de la antigüedad. Algunos, como el tres en raya (número 45), fueron especialmente populares durante la Edad Media. En esta aleluya destacan algunos juegos como la peonza (números 6 y 9), las canicas (número 21) y los soldados (número 29).
El etnólogo y folclorista Joan Amades estudió esta aleluya catalana (auca) y señaló que en los juegos infantiles pervivían «los restos y el trasfondo de varias ceremonias y usos rituales de las liturgias primarias».