Patentado el 13 de febrero de 1895 por los hermanos August y Louis Lumière, el Cinématographe Lumière podía grabar fotográficamente imágenes en movimiento a razón de dieciséis imágenes por segundo (dos giros de manivela) sobre una película de celuloide de 35 milímetros perforada (una perforación en ambos lados de cada fotograma) y de diecisiete metros de largo. Este aparato también podía proyectar imágenes (incorporando una linterna mágica como fuente de luz) y tirar copias de películas. Con un aparato como este se realizaron las primeras proyecciones de cine.