A partir de 1880 surgió una industria editorial moderna que produjo un gran número de libros ilustrados, gracias a los avances en los sistemas de reproducción de imágenes, como la cromolitografía y el fotograbado.
Los libros ilustrados eran de dos tipos:
Los libros de las «Bibliotecas» destacan por la estética de las ilustraciones y de la encuadernación, y por su calidad. Son libros objeto, que guardan alguna relación con los grandes libros lujosos de la época, aun siendo de carácter popular.
Estos libros son característicos del Esteticismo, la corriente ideológica del Modernismo que defiende la belleza en el arte.