Caravaggio (1571-1610) renovó toda la pintura de su tiempo con una nueva sensibilidad naturalista y una visión fundamentada en el claroscuro. La figura del anciano en actitud meditativa, iluminada duramente por un solo foco de luz, y cubierto únicamente a medias por un trapo blanco y un manto rojo, sobresale de la tiniebla del fondo y adquiere un gran relieve y una dimensión de sugerente realismo. En el Estado español solo existen cuatro caravaggios de atribución segura: tres se encuentran en Madrid. El de Montserrat es el único que puede verse en Cataluña.