Las crisis del petróleo de la segunda mitad de los años setenta (1973 y 1979) tuvieron una importante repercusión en la industria del género de punto: el aumento de los costes de producción, la caída de la demanda interna y la pérdida de beneficios. En consecuencia, muchos industriales optaron por una reducción importante de la plantilla, con la intención de reducir costes. Esto significó una importante pérdida de puestos de trabajo. Las protestas y manifestaciones del colectivo de trabajadores del sector textil no lograron acabar con los despidos y el cierre de muchas empresas del sector.