La neutralidad española durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) comporta una nueva oportunidad para el crecimiento de la industria del punto en Catalunya: las exportaciones se doblan y alcanzan precios elevados. El mercado se amplía en países como Francia, Argentina, Panamá, Uruguay, Cuba y Venezuela, a los que más tarde se añadirán Egipto, Marruecos e Italia, y los beneficios, a corto plazo, son muy importantes. El final del conflicto significa el retorno a la normalidad y el reencuentro de la competencia de las grandes potencias en el mercado internacional. Se produce un gran cambio en las mentalidades y se rompe con muchas normas tradicionales, también en el ámbito de la indumentaria. Mientras van desapareciendo los gorros de dormir y los calzoncillos largos, empiezan a fabricarse medias listadas, jerséis, trajes de baño y conjuntos deportivos.