La forma y la decoración de esta botella para servir vino, de gran simplicidad, están en sintonía con el espíritu de la porcelana china del período Kangxi (1662-1722), dentro de la dinastía Qing, que implica una concepción basada en el equilibrio entre los espacios vacíos y los decorados. Para conseguirlo, se utilizan secuencias de elementos geométricos con tendencia a la simetría, entre los cuales se intercalan grandes espacios que se dejan en blanco.
Esta botella representa un tipo de decoración llamada punta Bérain, dispuesta de forma circular en tres sectores de la pieza. Jean Bérain fue el decorador de Luís XV y creó varios modelos ornamentales más o menos complejos.