Construïda por Ferran Vilàs, la muleta sempre perteneció a la familia Sapiña, que la utilizó básicamente para pescar en el río. Está hecha con madera de pino y de olivo, y el nombre le viene de haber salvado a dos hombres durante su primer trayecto desde las atarazanas de Tortosa a Amposta. También se la conoció como La Vellaca por la antigüedad de sus maderas. Pepe Sapiña, el anterior propietario de la muleta, puede ser considerado el último pescador profesional del Ebro.