Desde hace más de dos milenios, los cultivos predominantes del país ―y, por extensión, de todo el litoral mediterráneo― han sido el olivo, el trigo y la vid. Sus frutos han proporcionado tres productos alimentarios básicos: el aceite, la harina y el vino. Para su obtención, los campesinos utilizaron herramientas e ingenios pensados para invertir menos esfuerzo en el trabajo y para sacar el máximo rendimiento tanto de las cosechas como de su transformación.
Este aspecto puede observarse en el museo mediante audiovisuales y la exposición de las herramientas y utensilios usados tradicionalmente por los campesinos. Arados, cribas, alambiques, prensas, muelas, tolvas, etc. conviven armónicamente con cuatro espléndidos audiovisuales.
Las proyecciones muestran todos los ciclos de los cultivos, desde la preparación de la tierra para la siembra hasta la recolección de los frutos. También cómo se producía la harina, el aceite y el vino, tres productos que durante tanto tiempo han sido no únicamente la principal y antiquísima forma de ganarse la vida para tantas familias campesinas, sino también la fuente primordial de alimento para el resto de la población.