Los carros que se exhiben en esta sala nos recuerdan que, hasta hace pocas décadas, este fue el medio de transporte preferente en el campo y fuera de él.
Un carro está compuesto básicamente por tres piezas: un bastidor horizontal, con o sin varales, lanza o varas para enganchar los animales de tiro, y las ruedas.
El oficio de carretero incluía tanto confeccionar como conducir carros. Estaba considerado como un oficio de difícil aprendizaje, por lo que gozaba de cierta reputación en los pueblos. También conocidos como maestros de aja, los carreteros debían ser al mismo tiempo buenos carpinteros y buenos herreros.
El uso del carro hizo cambiar el diseño de las casas para poder maniobrar en su interior: entradas anchas, carriles de piedra viva, guardacantos para proteger las paredes, etc. Incluso las calles de las poblaciones estaban configuradas y pensadas para que el paso de los carros no fuera un inconveniente.
El carro de escaleras, el de torno, la tartana, el de difuntos, la jardinera, la mallorquina, etc. son algunos de los carros que en la actualidad solo se encuentran en museos, y que han quedado en desuso debido a la revolución que ha supuesto el motor de explosión.