Se accede a la sala de las estelas a partir de un laberinto en espiral cuadrangular y con una pendiente prácticamente inapreciable. El visitante se encuentra rodeado de piezas de cerámicas caladas que dejan pasar la luz tamizada, el aire, los olores del campo, la niebla, etc. La intensidad lumínica disminuye, el pavimento cerámico va disgregándose y, al llegar a la sala, la luz cenital obliga a centrar la mirada en la superficie grabada de cada una de las estelas. A través del pasillo, los sentidos se anulan.
Una vez en la sala, un plano horizontal de polvo de arcilla muestra la huella dejada por cada visitante al pasar por encima del mismo.
Entre los restos escultóricos de la sala, encontramos los fragmentos que constituirían una estatua-menhir esculpida con representaciones de personajes figurados y que, con aproximadamente 7 metros de altura global estimada, formaron parte de la estatua-menhir más alta de Europa.
Tranquilamente, y en sentido inverso al recorrido de entrada, se inicia la salida por el mismo laberinto, sin posibilidad de cruzarse con otros visitantes. Poco a poco, vuelven a intensificarse la luz y los sonidos, hasta que, en la salida, el horizonte de un campo de trigo nos devuelve a los parajes agrícolas característicos de la comarca de La Noguera.