El salterio fue un instrumento enormemente popular en Cataluña durante los siglos XVII y XVIII. De hecho, es un instrumento que se encuentra en culturas musicales muy diversas con una forma similar. Para tocarlo, el intérprete puede pinzar las cuerdas con los dedos o con un plectro o púa, o bien percutirlas con un martillo. El Museo de la Música conserva una veintena de salterios de gran valor, algunos de época barroca. Estos dos ejemplares, uno de autor no identificado y otro del constructor Salvador Bofill, presentan lujosas decoraciones de temática tradicional mediterránea (escenas de caza, marinas, figuras vegetales) y una construcción muy trabajada, propia de instrumentos lujosos pertenecientes a las clases acomodadas.