El instrumento más antiguo conservado en el museo es una ocarina con casi dos mil años de antigüedad. Tiene forma humana, probablemente femenina, y procede de la cultura Bahía, que se desarrolló en la costa del Ecuador. Todavía conserva algunos restos de la policromía que la decoraba. Esta pieza se relaciona con ceremonias religiosas funerarias, en las que la música acompañaba al difunto al más allá y las ocarinas eran los instrumentos principales. De hecho, todavía hoy la ocarina es protagonista de los entierros en la zona del Ecuador donde vivió la cultura Bahía.