Es uno de los poco ejemplares existentes de claviórgano, compuesto por un órgano (aerófono de bisel y lengüeta simple) y un clavicémbalo (cuerda pinzada), ambos integrados en un mueble con forma de arca, con los fuelles en la parte superior. Perteneció a Baltasar de Zúñiga, embajador español en Flandes y en Francia y primer ministro de Felipe IV. Este claviórgano, procedente del taller de Lorenz Hauslaib en Nuremberg, es un magnífico ejemplo de un instrumento del renacimiento que tiene uso musical.