A partir del siglo X, la música occidental desplegó un nuevo recurso expresivo basado en la superposición de voces o partes diferentes llamado polifonía. La polifonía primitiva se construía a partir de una voz principal llamada cantus firmus. Los instrumentos se utilizaban en la interpretación musical junto a las voces humanas. Se avanzó notablemente en la construcción de instrumentos gracias a las influencias y las aportaciones de las culturas islámicas de al-Ándalus. En el transcurso del renacimiento, a lo largo de los siglos XV y XVI, la polifonía tomó un gran impulso y pasó a ser común e internacional en la música occidental. Proliferaron gran variedad de instrumentos, construidos en familias enteras y agrupados en las capillas y coplas de ministriles, que doblaban o sustituían las voces del coro. Otros fueron diseñados para que ejecutaran solos las diferentes partes de las obras polifónicas (teclados, laúdes, violas, arpas). De acuerdo con el espíritu humanístico, las personas cultas debían saber cantar y hacer sonar varios instrumentos.