El museo cierra su discurso con un audiovisual de reflexión con imágenes y música, creada especialmente por el compositor Jordi Molina, que muestra cómo el espacio mediterráneo todavía tiene heridas que curar: los conflictos de Oriente Próximo, las revoluciones de la Primavera Árabe, el conflicto araboisraelí o las precarias migraciones sur-norte. ¿Será posible encontrar una solución de paz que permita a todos los pueblos vivir en libertad?
El diálogo es básico. Sin diálogo, esta riqueza por compartir que se llama Mediterráneo puede comportar luchas entre pueblos hermanos, hijos de un mismo mar.
El museo pretende ser un grano de arena para favorecer el diálogo y el entendimiento. Si lo conseguimos, aunque solo sea con un grano de arena, ¡el resultado habrá valido la pena!