El mar del Ebro presenta la plataforma continental más extensa de la costa catalana. Una plataforma en la que encontramos el tercer delta del Mediterráneo y el único campo petrolífero en explotación del Estado.
Esta costa presenta un amplio mosaico de ecosistemas: las grandes bahías deltaicas, los fondos rocosos al norte y al sur del Delta, las praderas de fanerógamas (entre las que se incluyen algunas de las mejores conservadas de Cataluña) y ambientes pelágicos que no alcanzan grandes profundidades. Esto determina una de las biodiversidades más elevadas del litoral ibérico.
La presencia del río Ebro le otorga unas características especiales originadas por la aportación de agua dulce. La abundancia de alimento, fruto de esta aportación, y la moderada temperatura del agua, hacen que las áreas de cría y las poblaciones de muchas especies de peces, crustáceos y moluscos sean muy importantes. En el caso de especies comerciales, como los langostinos, este hecho aumenta extraordinariamente su riqueza pesquera.
Además, el Delta es uno de los principales enclaves para las aves marinas en el Mediterráneo, tanto como lugar de reproducción como de alimentación. Por este motivo, una buena parte del mar del Ebro se incluye en la Xarxa Natura 2000 y se considera una ZEPA (Zona de especial protección para las aves).