Clarà representó la plenitud de la mujer y su belleza, y en definitiva de la vida, en esta figura. La escultura nos presenta una mujer y sus formas potentes y rotundas, alejada del idealismo del primer novecentismo. El artista hace presente una figura realista, sin concesiones a detalles que estorben el conjunto de la obra, y permitan percibir la atemporalidad de la belleza.