Joan Carles Panyó llega en el año 1783 a Olot con el nombramiento de director de la escuela de dibujo. Su labor académica se combina con el trabajo personal, de un romanticismo exagerado. El paisaje que crea es una idealización propia del arte europeo que, desde hacía años, se extendía por todas partes mostrando una pintura nueva sobre el paisaje.